¡Hola!
Voy a compartir con vosotros la que es, de momento, mi mejor jornada de observación telescópica. Dicha jornada sucedió ayer, entre las 21 y las 22GMT, es decir, entre las 23 y las 24 locales. La calidad del cielo era excelente, buen seeing, ni el más mínimo soplo de aire, aunque bastante humedad.
Tras transportar el telescopio, junto a los oculares y el Sky Atlas 2000.0, empecé con mi aclimatación a la oscuridad. Gracias a la ausencia de farolas visibles y de ventanas iluminadas, ésta fue muy rápida. Mientras tanto, apunté con el telescopio a Polaris para efectuar pruebas de colimación y comprobar si el buscador estaba alineado. Ambas pruebas fueron satisfactorias. Una vez terminadas las pruebas, mis ojos estaban aclimatados a la oscuridad, de manera que, sin dificultad, podía ver la débil franja de la Vía Láctea, que iba desde la zona de Sagittarius hasta Cassiopeia (dicha constelación, al principio de la observación, no era visible, debido a que la zona estaba cubierta por alguna nube), siendo la zona más brillante la zona de Lyra, debido a su situación, más al cenit.
Tras ello, mi primer objetivo era ese, el cenit. Siendo más precisos, el objetivo era una estrella de la magnitud 4.7, que era el límite de magnitud de la noche (en otras noches, el límite era de 4.8, pero en ésta noche había bastante humedad). Dicha estrella era muy cercana a Vega. Con el buscador, la estrella se desdoblaba en 2. Y, con el telescopio, cada una de esas 2 estrellas se desdoblaba en otras dos. Exacto. Estoy hablando de Epsilon Lyrae. A pesar de la humedad del aire, se distinguían las 4 estrellas con visión directa, pero se veían mejor con la técnica de visión alejada.
A continuación, apunté a otra estrella cercana, pero más brillante. Se trataba de Sadr (Gamma Cygni), para intentar ver IC1318. Sin embargo, y aunque la nebulosa se intuía (probablemente, debido a las esperanzas de verla), el brillo de Sadr, junto a la humedad en el ambiente, hacía casi imposible ver algo. Entonces, mis observaciones en la zona del cenit acabaron.
Tras dichas observaciones, miré el Sky Atlas, esperando encontrar algo. De repente, mis ojos se clavaron en un objeto de espacio profundo. ¿Cómo se me podría haber olvidado? Rápidamente, cogí el telescopio y, de un solo movimiento, puse, en el centro del retículo del buscador, una estrella de Hércules, la cual aparecía borrosa. Puse el ocular de 25mm y... ¡ahí estaba! Se trataba del cúmulo globular M13, o Cúmulo de Hércules. El objeto, con los 48 aumentos del ocular de 25mm, era espectacular. Y, si ya era espectacular con esos 48 aumentos, con los 120 que daba el ocular de 10mm era... no hay palabras para describirlo. Podían distinguirse muchas de sus componentes, y alrededor del cúmulo, unos 5 brazos (y alguno más que se conseguía con la técnica de visión alejada), que le daban al cúmulo un aspecto de cangrejo o araña.
Por último, y para finalizar la observación, me propuse observar la galaxia M31, también conocida como Galaxia de Andrómeda, pero ésta estaba situada tras una chimenea, por lo que su observación era dificil. No obstante, encontré el Doble Cúmulo de Perseo, el cual, aunque no cabía en el campo del ocular de 10mm, sí lo hacía con el de 25mm. Era espectacular. Simplemente no había adjetivos para describirlo, por lo que os recomiendo a todos, si os es posible, observarlo. Incluso con prismáticos, merece la pena.
Y con esto termina la mejor jornada de observación hasta el momento. Espero que hayan disfrutado tanto como yo disfruté al ver estos hermosos objetos de cielo profundo.
Voy a compartir con vosotros la que es, de momento, mi mejor jornada de observación telescópica. Dicha jornada sucedió ayer, entre las 21 y las 22GMT, es decir, entre las 23 y las 24 locales. La calidad del cielo era excelente, buen seeing, ni el más mínimo soplo de aire, aunque bastante humedad.
Simulación del cielo y contaminación lumínica hacia la mitad de la observación, por Stellarium
Tras transportar el telescopio, junto a los oculares y el Sky Atlas 2000.0, empecé con mi aclimatación a la oscuridad. Gracias a la ausencia de farolas visibles y de ventanas iluminadas, ésta fue muy rápida. Mientras tanto, apunté con el telescopio a Polaris para efectuar pruebas de colimación y comprobar si el buscador estaba alineado. Ambas pruebas fueron satisfactorias. Una vez terminadas las pruebas, mis ojos estaban aclimatados a la oscuridad, de manera que, sin dificultad, podía ver la débil franja de la Vía Láctea, que iba desde la zona de Sagittarius hasta Cassiopeia (dicha constelación, al principio de la observación, no era visible, debido a que la zona estaba cubierta por alguna nube), siendo la zona más brillante la zona de Lyra, debido a su situación, más al cenit.
Tras ello, mi primer objetivo era ese, el cenit. Siendo más precisos, el objetivo era una estrella de la magnitud 4.7, que era el límite de magnitud de la noche (en otras noches, el límite era de 4.8, pero en ésta noche había bastante humedad). Dicha estrella era muy cercana a Vega. Con el buscador, la estrella se desdoblaba en 2. Y, con el telescopio, cada una de esas 2 estrellas se desdoblaba en otras dos. Exacto. Estoy hablando de Epsilon Lyrae. A pesar de la humedad del aire, se distinguían las 4 estrellas con visión directa, pero se veían mejor con la técnica de visión alejada.
A continuación, apunté a otra estrella cercana, pero más brillante. Se trataba de Sadr (Gamma Cygni), para intentar ver IC1318. Sin embargo, y aunque la nebulosa se intuía (probablemente, debido a las esperanzas de verla), el brillo de Sadr, junto a la humedad en el ambiente, hacía casi imposible ver algo. Entonces, mis observaciones en la zona del cenit acabaron.
Tras dichas observaciones, miré el Sky Atlas, esperando encontrar algo. De repente, mis ojos se clavaron en un objeto de espacio profundo. ¿Cómo se me podría haber olvidado? Rápidamente, cogí el telescopio y, de un solo movimiento, puse, en el centro del retículo del buscador, una estrella de Hércules, la cual aparecía borrosa. Puse el ocular de 25mm y... ¡ahí estaba! Se trataba del cúmulo globular M13, o Cúmulo de Hércules. El objeto, con los 48 aumentos del ocular de 25mm, era espectacular. Y, si ya era espectacular con esos 48 aumentos, con los 120 que daba el ocular de 10mm era... no hay palabras para describirlo. Podían distinguirse muchas de sus componentes, y alrededor del cúmulo, unos 5 brazos (y alguno más que se conseguía con la técnica de visión alejada), que le daban al cúmulo un aspecto de cangrejo o araña.
Dibujo de Messier 13, con unos aumentos y campo similares a los míos con el ocular de 10mm
Por último, y para finalizar la observación, me propuse observar la galaxia M31, también conocida como Galaxia de Andrómeda, pero ésta estaba situada tras una chimenea, por lo que su observación era dificil. No obstante, encontré el Doble Cúmulo de Perseo, el cual, aunque no cabía en el campo del ocular de 10mm, sí lo hacía con el de 25mm. Era espectacular. Simplemente no había adjetivos para describirlo, por lo que os recomiendo a todos, si os es posible, observarlo. Incluso con prismáticos, merece la pena.
Cúmulo doble de Perseo. En la práctica, era algo más débil, pero igual de espectacular
Y con esto termina la mejor jornada de observación hasta el momento. Espero que hayan disfrutado tanto como yo disfruté al ver estos hermosos objetos de cielo profundo.
Comentarios