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Casi no llega a tiempo, pero sí, tenemos el "cachivache" anual

¡Hola a todos!

Como ya sabéis, es tradición comprar un cachivache nuevo cada año. No obstante, ya ha finalizado el año, y no había ningún post sobre ello. Pero finalmente, puedo aseguraros que sí, que habemus aparato nuevo.
Pero antes hagamos una pequeña introducción. Tal y como podéis ver en Y así se cumple la "profecía"..., más o menos a mediados de 2014, adquirí un Google Nexus 5, un smartphone que me ha estado durando hasta ahora. Su rendimiento durante estos años ha sido muy bueno, ralentizándose en alguna aplicación que pudiera requerir potencia (algo normal en un smartphone presentado hace más de 3 años). Puedo decir, por tanto, que, hasta entonces, fue el mejor smartphone que tuve, debido, entre otras cosas, a su Android puro, y al enorme soporte de actualizaciones (como cualquier Nexus, siempre recibía las actualizaciones antes que el resto de smartphones del mercado).


Sin embargo, esa gran ventaja de recibir primero las actualizaciones, fue su verdugo: Google no lanzaría la actualización a Android 7.X Nougat, muriendo el soporte oficial con Android 6.0.1 Marshmallow (aunque hemos de recordar que fue el primer teléfono con Android 4.4 KitKat). Para alguien acostumbrado a recibir siempre las actualizaciones (mensualmente, de hecho), esto fue un tremendo varapalo que, pese a que podría ser subsanable, se unía a una batería que no estaba en sus mejores días, un puerto microUSB que no funcionaba debido a desperfectos físicos, y un móvil que, pese a ser muy potente en su época, no tenía nada que hacer contra los procesadores 64bit que reinaban actualmente, o contra las RAM manejadas actualmente, debido a que las aplicaciones demandaban cada vez más, y más, y más (ejem Facebook ejem). Por tanto, ¿qué otro smartphone podría sustituirlo?

El smartphone debía cumplir una serie de requisitos: tras estar tantos años actualizado, no quería volver a algo como mi antiguo Sony, que murió con 4.1 Jelly Bean (versión de Android de principios de 2012), cuando los Nexus ya estaban probando Android 5.0 Lollipop (versión que salió al final de 2014). Otra condición era que tuviese Android puro, pues había comprobado que mi Nexus 5, pese a ser antiguo, seguía yendo bastante fluido en aplicaciones bien optimizadas. Y por último, al ser aficionado a la fotografía, que tuviese una muy buena cámara para no tener que depender de la réflex en todo momento, ya que no se puede ir cargado siempre con ella, y las mejores fotos siempre son inesperadas. ¿Qué smartphones cumplían estos requisitos? En realidad sólo 2: el Google Nexus 5X y el Google Nexus 6P, los Nexus lanzados en 2015. Descartando a muchos fabricantes por su capa de personalización (Samsung, Sony y LG), por su soporte (OnePlus, pese a tener bastante buen soporte, tampoco es nada del otro mundo y tarda algunos meses en actualizar), y por motivos de preferencia de plataforma (sorry Apple).


Llega octubre, y Google presenta 2 nuevos smartphones, pero no son Nexus, sino Pixel. Rápidamente me fijé en estos: unión de hardware y software a lo Apple (lo cual radica en mejor optimización por parte de Google), la mejor cámara del mercado según DxOMark, una muy buena batería en el caso del XL... Esto, unido a los fallos que estaba presentando el Nexus 5X, y al procesador del Nexus 6P (un procesador realmente bueno, pero que pasó a la historia por sus sobrecalentamientos... Sí, hablo del Qualcomm Snapdragon 810), hizo que rápidamente me decantase por los nuevos Pixel, aunque había un problema: su venta en Europa se limitaría a Reino Unido y Alemania, por lo que habría que importarlo sí o sí, con el sobreprecio que ello conlleva.

Tras varios meses, en diciembre, doy en eBay con un vendedor alemán destacado, que vende la versión XL, negra, de 32Gb, por 200€ menos que el precio oficial. Rápidamente, y tras documentarme acerca de la fiabilidad de dicho vendedor (aunque sea destacado no hay que fiarse, aunque 200.000 ventas le avalaban), procedí a comprar el producto, para enterarme al día siguiente, al ver la factura que me enviaron por correo, que el modelo enviado era el Pixel normal. Rápidamente me puse en contacto con el vendedor, el cual me indica que sí, me han enviado el normal, debido a que lo de XL era una errata, seguramente al copiar y pegar el título (ya que vendían más modelos al precio correcto). Tras ello, canceló el envío y me ofreció un reembolso, a lo que yo le contesto que si no tiene algún XL en venta que me pueda enviar por el mismo precio, ya que el error era suyo. Su respuesta era que, si no tenía inconveniente en que fuese el modelo blanco, no habría problema. Por lo que, tras mi confirmación, me envían un Pixel XL, blanco, de 32Gb.


Llevo ahora varias semanas con este móvil, con el cual estoy encantado. La fluidez me recuerda, e incluso sobrepasa, a la de mi viejo Nexus 5 cuando estaba nuevo. La batería es mucho mayor, algo que se nota a la hora de llegar al final del día, incluso con uso intensivo (de hecho, dependiendo del uso, puede durar 2 o 3 días, y nunca por debajo de las 4 horas de pantalla). En cuanto a la pantalla... Nunca había usado una pantalla AMOLED, por lo que la primera vez que lo encendí, me sorprendió la saturación de los colores, así como el contraste de los negros. De hecho, cada vez que enciendo el Nexus 5, o uso la Nexus 7, noto los colores muy apagados, muy tristes.


También me ha gustado el volver a usar un teléfono de cuerpo metálico, como fue mi Sony Xperia P. Aunque con esto no digo que el tacto gomoso del Nexus 5 fuese malo, ni mucho menos. Simplemente son sensaciones diferentes. Lo que nunca había tenido, era un teléfono con cristal trasero. Aunque frágil, da una sensación de que sujeta bastante en la mano (quizá sea una sensación mía). Y en cuanto al sensor de huellas, tampoco lo había usado nunca, por lo que su rapidez me ha sorprendido bastante. De hecho, me he acostumbrado tan rápido, que cuando uso cualquiera de los Nexus, lo echo de menos. Aunque eso sí, no me salva de poner el patrón si tengo las manos mojadas.


Tengo el teléfono en inglés por el momento, para así probar el nuevo Google Assistant (exclusivo de este teléfono y de su hermano menor, el Google Pixel). El asistente me gusta bastante, y me reconoce con una muy buena precisión, pese a que mi inglés hablado no es el mejor del mundo. Aunque próximamente me pondré el teléfono en español, soñando con el día en que el asistente esté en ese idioma (quizá sea antes del Google I/O de este año).

Pero lo que más me ha sorprendido de este teléfono, y por ello he dejado para el final, es la calidad de la cámara. Una rapidez para tomar una foto HDR impresionante, autofocus casi instantáneo, y un EIS que parece todo un OIS. Para muestra, un botón:


En definitiva, el mejor móvil que he tenido, usado, probado o visto jamás. Aunque en su momento me dio rabia la muerte de la marca Nexus, ahora entiendo el porqué. Y es que Nexus estaba hecho para mostrar a los desarrolladores cómo debería ser Android. Pero Pixel no quiere mostrar nada, sólo quiere ser el mejor (lo cual consigue, según muchísimos medios internacionales).

Esto no es una despedida para mi Nexus 5. Lo seguiré usando para desarrollar, o para trastear, hasta que muera su batería definitivamente. Solo que ahora, tiene un sustituto como móvil habitual que no es que pise fuerte, sino que ha hecho temblar los pilares de Android. Por una larga dinastía de productos Pixel, y porque sus predecesores Nexus sean siempre recordados.

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